Existen cuatro signos que permiten reconocer la autoestima referida al propio Ser: Reconocerse el derecho a vivir; Ser consciente de ser alguien único e insustituible; Aceptar todos los aspectos de la propia persona sin censurarlos ni negarlos; Considerarse amado y amarse uno mismo.
La autoestima se ocupa de las imágenes, las palabras y las miradas mediante las cuales emitimos juicios de valor sobre nosotros mismos, es de orden psicológico y voluntario, se ocupa del ego de la persona, de su supervivencia física, emocional, intelectual y social. La autoestima, hecha de amor y confianza en uno mismo, exige esfuerzos continuos de inteligencia y voluntad.
